TÉCNICA DE PINTURA JAPONESA. SUMI-E
Foto, dibujo y texto: Almudena Varona |
En cierta ocasión una AMIGA me regaló unas semillas de glicinia,
pero cayeron en el olvido de algún cajón,
y a pesar de buscarlas largo tiempo, nunca supe donde pararon.
Así como es evidente, nunca las planté
y como bien se entiende, nunca germinaron.
¿O si?
Dijo un pensador una vez, Henfil, algo
que hoy me servirá para explicar cosas:
“Si no hubo frutos, valió la belleza de las flores, si no hubo flores, valió la sombra de las hojas, si no hubo hojas, valió la intención de la semilla.
Y hoy lo que cuenta es la intención que también se dibuja
en este papel de arroz que regalo.
en este papel de arroz que regalo.
Cuenta la historia que grandes emperadores y nobles japoneses regalaban bonsais de glicinas como símbolo de gran disponibilidad y buenas intenciones, asociandose a esta flor el sentido profundo de Amistad, quizás posiblemente, porque el significado de glicinia es:
“ME AFERRO A TI”
como bien lo hace al muro o a la pérgola esta planta.
como bien lo hace al muro o a la pérgola esta planta.
Y hace unos días aquella que hace el motivo de mi regalo de hoy,
volvió a preguntarme por la germinación de aquellas semillas.
Hoy, con el sabor agridulce que me toca, le cuento,
que aquellas semillas, crecen ahora, en una cueva sin luz
entre pájaros, y otras plantas nocturnas.
que aquellas semillas, crecen ahora, en una cueva sin luz
entre pájaros, y otras plantas nocturnas.
Y que caen de allí colgando unas flores grises y negras,
de pequeñas pinzas en cuerdas.
de pequeñas pinzas en cuerdas.
Pero quizás, la intención de la flor que se regala
es más grande que su "no fragancia" o su "ausencia de color",
quizás, para decirle, que las semillas que se regalan,
de alguna manera siempre florecen,
y las flores que se reciben, sean en cuadro, en papel o en jarrón,
siempre sienten el trasluz que late en la persona.
A veces, en ese trasluz, se sienten sus sonrisas,
y otras, quizás, como hoy, su dolor.
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