jueves, 27 de junio de 2013

GLICINIAS GRISES


TÉCNICA DE PINTURA JAPONESA. SUMI-E
Foto, dibujo y texto: Almudena Varona

En cierta ocasión una AMIGA me regaló unas semillas de glicinia, 
pero cayeron en el olvido de algún cajón, 
y a pesar de buscarlas largo tiempo, nunca supe donde pararon. 
Así como es evidente, nunca las planté 
y como bien se entiende, nunca  germinaron.
 ¿O si?

Dijo un pensador una vez, Henfil, algo 
que hoy me servirá para explicar cosas:

“Si no hubo frutos, valió la belleza de las flores, si no hubo flores, valió la sombra de las hojas, si no hubo hojas, valió la intención de la semilla.

Y hoy lo que cuenta es la intención que también se dibuja 
en este papel de arroz que regalo.

Cuenta la historia que grandes emperadores y nobles japoneses  regalaban bonsais de glicinas como símbolo de gran disponibilidad y buenas intenciones, asociandose a esta flor el sentido profundo de  Amistad, quizás posiblemente, porque el significado de glicinia es: 

 “ME AFERRO A TI 
como bien lo hace al muro o a la pérgola esta planta. 

Y hace unos días aquella que hace el motivo de mi regalo de hoy, 
volvió a preguntarme por la germinación de aquellas semillas.

Hoy, con el sabor agridulce que me toca, le cuento,
 que aquellas semillas, crecen ahora, en una cueva sin luz
 entre pájaros, y otras plantas nocturnas. 
Y que caen de allí colgando unas flores grises y negras, 
de pequeñas pinzas en cuerdas.

 Pero quizás, la intención de la flor que se regala 
es más grande que su "no fragancia" o su "ausencia de color",
 quizás, para decirle, que las semillas que se regalan,
 de alguna manera siempre florecen, 
y las flores que se reciben, sean en cuadro, en papel o en jarrón,
 siempre sienten el trasluz que late en la persona. 

A veces, en ese trasluz, se sienten sus sonrisas, 
 y otras, quizás, como hoy, su dolor.

Mi pequeño homenaje a Iballa y a Guillermo  

Almudena Varona
www.lavidacuentacuentos.com


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