martes, 28 de enero de 2014

LA GALLINA DE "LOS HUEVOS DE ORO"



Hay una serie de leyes o principios universales 
en las que todos los padres deberíamos reparar, 
para dejarles experimentar sobre sus efectos a nuestros hijos.

Y una de esas leyes es precisamente la de causa y efecto, pues toda “causa tiene su efecto” y “todo efecto tiene su causa”.

Y como el movimiento se explica andando, y más a los niños, para que me iba yo a bregar, fatigar, desvivir, desvelar y degañitar la otra mañana, para hacerles entender que realmente es verdad que cuando salgan al mundo de gallos y pollos, sus causas siempre tendrán unos efectos y cualquier efecto tendrá una causa que hará tambalear sus huevos.

Y el original cuento que, “nos contamos” entre todos aquel día, lo llamé, para no cavilar mucho:

"La gallina de “los huevos de oro”" 

La pereza es lo que tiene. De todo, menos voluntad. 
Y cuando esta te acoge en su seno, cálido y amable, 
y te susurra un dulce arrullo de nana al oído,
 uno cae rendido en sus brazos, y en su embrujo.

Pues bien, esta es la historia de una gallina a la que cogió la pereza justo a la hora de levantarse para ir al cole. 
Ésta, le atrapó a ella y a sus pollos en su cálido lecho,
 hasta que el mago de la diligencia y el apremio, 
disolvió sus efectos y les sacó, con un plumazo de su vara,
 a la displicente realidad, 
de que si no volaban llegarían tarde.

La gallina de la historia apremiaba y los polluelos bostezaban, se desperezaban y revoloteaban, bajo la presión del tiempo constreñido y acuciante. 

Todos, menos uno que rezongaba entre las sábanas, escudriñando la remota posibilidad de librarse ese día de la escuela de pollos.

¡Hoy el grano nos lo llevamos en cucuruchos! 
Dijo el ave "Reina Mater", desoyendo la vagancia del bichuelo, mientras deshojaba un periódico para darle dicha forma.

¡Yupiiiii!  Contestaron
¿Pero volad raudos al carro que el maestro no espera!

Y todos menos uno, a ritmo de pollo, fueron piando al coche. 

Justo aquél, que cucurucho en mano, pide a la "Galli Mater" que le ceda un instante en tan estresante situación, para que mientras le sujetara esta el cucurucho, fuera el pollastre a buscar sus canicas.

Hay un refrán que dice: “Ten cuervos y te sacarán los ojos”  Aunque, en el caso que cuento sería:
 “Y mientras sean pollos se irán afilando las uñas 
con tu lima”

Lento. Pausado. Tranquilo. 

Disfrutando, de su gran momento, de haber conseguido sin esfuerzo, sus anhelos de cristal, venía el pollo sacaojos. 
Y a cámara lenta, como si alguien hubiese parado el tiempo,(¡QUE NO!) 
cogía con delicadeza el pomo de la crepitante puerta del corral, mientras se deleitaba en el tornamento leeeeento de sus bisagras.

Mami, dijo el susodicho, con toda tranquilidad después de ese maravilloso y laaaargo minuto de deleite. 
¿Me das el cucurucho ya?

¿Merecido? Preguntó el alma de la paciente “Mater”, reflejando el mar de calma de su hijo en sus palabras.

Pero ¿Por qué me preguntas eso? 
Le dijo el pollastre con cierta apariencia confusa.
No, por nada, contestó la madre con aparente desasosiego. 

Y entonces

Lenta. Pausada. Tranquila. 

Disfrutando, de su gran momento, de gobernar la madre la sartén que usa para el pollo asado y los huevos fritos, 
fue a cámara lenta, como si el mismo de antes, 
hubiese parado el tiempo de nuevo,
 (¡QUE NO!),
 a coger con delicadeza el extremo arrugado del crepitante cucurucho de papel prensa, mientras se deleitaba dilataaaaadamente en el tiempo, con el tornamento leeeeeento y pausado de su antebrazo.

Hijo.  Dijo la madre con toda magnificencia de nuevo, después de largos y maravillosos minutos de deleite,

¿Te lo has merecido ahora?
Pero ¿Por qué me preguntas eso? decía ahora el pollín frunciendo el ceño como si no entendiera nada.

No, por nada, canturreaba la plumífera,
 guiñando el ojo al susodicho,
 mientras se le escapaba una sonrisa
 entre la comisura del pico

Y en aquella ocasión, una de las causas no encontró su efecto, porque no llegaron tarde los pollos,
 pero si quizás tuvo efecto para pollitos y pitas
 la pequeña lección de una gallina que extraordinariamente por una vez mantuvo en su sartén bien templados, ...

...“los huevos de oro”. 

Dedicado a mis pollos

Almudena Varona M
www.lavidacuentacuentos.com

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