sábado, 5 de diciembre de 2015

RESPONSABILIDAD Y AGRADECIMIENTO



En cierta ocasión alguien me hizo reflexionar con esta pregunta:

¿Por qué no consigo poner en práctica frases maravillosas como esta?:

NO ESPERES A QUE NADIE TE TRAIGA FLORES, 
DECORA TU PROPIO JARDÍN”.

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¿Por qué nos frustramos continuamente con lo que no tenemos, con lo que no nos dan, o con lo que no podemos conseguir?¿Por qué lamentamos continuamente la desgracia de no tener lo que queremos?

Como hijos ya nos enseñan en demasía desde pequeños a esperar cosas y a conseguirlas. Como padres, no somos conscientes de las mil oportunidades diarias de ayudar a nuestros hijos en aceptar la realidad con pequeñas frustraciones. 

Y la cruda realidad es que no siempre las cosas son como esperamos y que no siempre podemos obtener lo que ansiamos. ¿Donde está ahí la culpa, y donde la responsabilidad? ¿Somos culpables siendo padres sin foco, sin tiempo, sin herramientas? ¿Somos culpables siendo hijos sobreprotegidos y emocionalmente abandonados? 

 Siempre se habla de culpa, (en nosotros, en los demás, en el mundo, en los dioses del olimpo y hasta en el carma del universo.)
pero, ¿Donde está la responsabilidad?

Las mayores decepciones y frustraciones vienen cuando esperamos algo. Cuando esperas  respuestas de los demás. Cuando esperas que las cosas deben ser justas. Cuando esperas que alguien recompense tus actos, o valore tus acciones. Cuando esperas que los demás están obligados a entender o leer tus códigos de necesidades. Cuando esperas del universo que las cosas cambien, o no cambien. Cuando esperas. 

NO ESPERES A QUE NADIE TE TRAIGA FLORES, 
DECORA TU PROPIO JARDÍN”.
 decía la frase

 "SÓLO DE TÍ PUEDES ESPERAR, Y SÓLO FRUSTRARTE CUANDO SEAS TÚ EL QUE NO CUBRE TUS PROPIAS EXPECTATIVAS. SÓLO TÚ PUEDES CAMBIAR Y COMPLACERTE EN LO QUE DESEAS, Y SÓLO TÚ PUEDES Y DEBES DECORAR TU JARDÍN Y TU VIDA A TU MANERA, PORQUE NADIE NUNCA LO HARÁ NI DE LEJOS COMO A TÍ TE GUSTA, O COMO TU ESPERARÍAS." 

Y entonces...
... cuando uno es libre en obligaciones y en débitos con los demás...


¡NOS LLEGA LA RESPONSABILIDAD COMO UN BOFETÓN DE AIRE FRESCO!

¡Somos todos demasiado distintos! 
(distintos intereses, distintas circunstancias, distintas vivencias, distintas necesidades) 
Pero cuanto más sabe uno y más consciente es de su influjo poderoso en todo lo que le rodea, mayor  es la responsabilidad  consigo mismo, y después con el mundo. 

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Y al hilo, dejo aquí hoy, una nueva reflexión con un cuento que a mí me hizo entender en toda su dureza, la mayor lección sobre el agradecimiento  y la responsabilidad.

"Hablaba quizás una fábula de un lobo que se crió entre ovejas. Un lobo que siempre pensó que era un corderito obediente y dócil cual oveja.
 Balaba, huía atemorizado como el que más de los otros lobos, hasta comía hierba cual borrego. De pronto un día, y justo el día que se atrevió a mirar, conoció la verdad del lobo que llevaba dentro cuando vio reflejado en el río el lobo que era. 

... Y entonces, aunque quiso, ya nunca pudo seguir siendo el mismo. Ni llorar, ni comer, ni huir como un cordero." 

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Mil lectores, mil interpretaciones. 
Esa es la magia de los cuentos para extraer cada cual lo que necesita en cada momento. 

Quizás para mí, no habla ni de ovejas, ni de lobos, quizás habla como en todos los cuentos de metáforas.

La oveja, nuestra parte mecánica e inconsciente  que no se plantea ni razones, ni sentidos.
 ¡Puro y loable ahorro de energía en la naturaleza! 
Seguimos una inercia por asociación, según lo que aprendimos, nos enseñaron, nos inculcaron, o lo que un día proyectamos para nosotros.

El lobo en su reflejo...      es, "DESPERTAR" 

 Ponerse uno a si mismo en entredicho. Desaprender de nuevo, todo lo que creía cierto.
Un lobo que se ve a sí mismo  frente a una imagen que no reconoce, y posiblemente niega, haciendo recuento de las mil decisiones equivocadas que tomó en su vida hacia otros corderos a los que posiblemente hirió o mató pensandose oveja.
Un lobo que se remueve y se retuerce por dentro porque no acepta su nueva realidad. Aquel que tiene que aprender por primera vez, a saber quien es, qué quiere, qué le mueve, qué le incomoda, o qué le asusta. 

Y aquel que un día se atreve a mirar sobre el río que fluye por dentro, y  tiene que replantearse todo el sistema de valores sobre el que apoyo su vida. Lo que quiere o no quiere, sobre donde se quiere quedar, o donde quiere ir.

Y es que quizás, y aquí concluyo para reflexión del que quiera, que hay para mi tres clases de personas:

  • Los lobos que lo saben y utilizan todo su potencial de encantadores letales, seductores sociales y míseros asesinos de corderos. 
(Potentes resquicios vivos de un arcaico cerebro reptiliano)
  • Aquellos que siendo lobos también, como los primeros, se creen hasta la medula que son corderos (Estos son los que más sufren, porque creen que los lobos vestidos de cordero también son corderos) 
(Respuesta inherente e innata a un cerebro mamífero)
  • Aquellos lobos, que sabiendo toda la verdad sobre la naturaleza cruel del lobo que también son, deciden con consciencia y a conciencia, qué quieren ser para los demás y para ellos mismos, sin dejarse abatir por los primeros lobos, ni por los segundos,  y sin culpabilizarse de la potencial naturaleza superviviente y depredadora de los primeros, de los segundos y de los terceros
(Resultado soberbio en la evolución, de un maravilloso desarrollo del lóbulo frontal)

Entender y trascender esto, a mi me hace un poco más libre. 
Es mucho el lastre que te quitas de encima cuando dejas de esperar gran cosa de un mundo donde los cerebros reptilianos gobiernan con destreza maquiavélica a los cerebros mamíferos.  

Una complicada lección, tan simple y tan compleja que a veces cuesta toda una vida de decepciones, bloqueo, autoculpa, desasosiego, falsas expectativas con los demás, penitencias merecidas e inmerecidas, mendigueos de cariño, distorsión de la realidad, ansiedad letal para el cuerpo y la mente, insatisfacción del alma, infelicidad vital y un profundo daño hacia uno mismo, de sarna gustosa y consentida, por aquello de la falta de responsabilidad con uno mismo.


... y entonces...


... AQUÍ VIENE LA MARAVILLOSA LECCIÓN QUE APRENDÍ SOBRE EL AGRADECIMIENTO:


¿Cómo no puede estar uno agradecido, complacido, satisfecho o encantado con la vida en cada ofrenda que le llega por sorpresa cada día desde algún nutrido lóbulo frontal que ama la vida?

¿Como no puede alguien regocijarse, alborozarse, entusiasmarse  o embriagarse por dentro por cada obsequio y por cada regalo que cae diariamente del cielo sin ser esperado?

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Mi especial homenaje y agradecimiento del día, a mi amigo Ivan. 
Otro agradecido náufrago lanzador de sonrisas al mar, 
en botellas sin retorno.


Almudena Varona M
www.lavidacuentacuentos.com

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