sábado, 12 de octubre de 2013

LA SOMBRA DE MIS PASOS



LA SOMBRA DE MIS PASOS


En cierta ocasión, con 14 o 15 años, quizás arrastrada por la euforia del grupo, me apunté a una carrera popular del lugar donde veraneaba. 
Aquellos fueron mis inicios en la competición.
 Una larga carrera contra uno mismo, que perdí ese mismo día y por muchos años. Quizás, porque nadie,(ni yo misma) 
me dió el suficiente aliento como para terminar lo que uno empieza o comprometerse con lo que uno inicia. Lección para mi suerte, que se aprende si uno se deja, con el tiempo, y en el noble arte de ser madre. 

Y aunque al principio no pesa, es una cosa más que cargar a mis espaldas. Un espejismo más de tantos, quizás real, sobre mi incapacidad y mi poca voluntad. 

Gramos y gramos de incompetencia convencida que han venido conmigo a la sombra de mis pasos, años y décadas.

---
Pero hace unos días...

... liberé unas onzas de mi mochila.

Superé, en la segunda carrera de mi historia, varias duras competencias.

"...La que se mide con rivales de 20 años menos".

"...la que se mide en la ingrata compañía  del coche escoba como amigo inseparable.

"...la que te aborda al inicio,
 cuando te quedas sólo,
 con una sonata persistente que te susurra incansable: 
“Ánimo, aún puedes rendirte”

"...la que te aborda a la mitad con un convencido: 
“No puedo más” o “ No soy capaz”

 "...Y otras tantas que te acechan el resto del camino, con plácidos pensamientos de dulce derrota". 

Una prueba de fuego a la resistencia de un cerebro vago y enclenque luchando en la peor disputa.  La de uno mismo.
No contra tus piernas, tu corazón,  tus pulmones.
Sino contra esa mente hostigadora y mentirosa que te hace ver espejismos irreales sobre tu incapacidad y tu poca voluntad.

 Pero sólo tres kilómetros en carrera son suficientes y diría necesarios,  para darle la primera clase al león.

Tres kilómetros de resistencia, de combate, de venganza, son suficientes y necesarios, para quitarse miedos de la espalda y peso muerto. 

Tres  kilómetros de pendientes, cuestas, badenes, charcos y cambios de nivel, para crecerse en el reto. 

Y tres kilómetros de avatares mentales a los que noquear con la zancada y a los que aplastar con cada pie.

Y entonces...

... con cada paso, con cada gota de sudor, con cada llaga...

 ¡...VES LA META A LO LEJOS!. 


LAS SOMBRAS DE LOS QUE CORREN CONTIGO, QUEDAR ATRÁS.

LA TIERRA HÚMEDA DESPEGARSE RAUDA DE TU SUELA.

EL VIENTO A TU FAVOR DESPLEGANDO LAS VELAS QUE ENREDABAN TU PELO.

BATIENDO LAS ALAS ESCONDIDAS DE LAS MADEJAS DE TU MENTE.

Y te preguntas:


¿QUÉ EXTRAÑOS VIENTOS ME FRENABAN HASTA AQUÍ?

 ¿QUÉ PODÍA CONMIGO?


¿QUIZÁS MI MENTE?


Esa que te hace creer hasta la médula, que ya lo has dado todo de ti. 

Quizás, mi pregunta del día para el que quiera,  sería:


¿CUANTO HE DEJADO DE DAR, 
HOY DE MÍ ?

¿CUANTO ME HE ENGAÑADO HOY, AYER Y ANTAÑO CREYÉNDOME SUFICIENTE CONMIGO. 
CON LOS DEMÁS?

¿CUANTO HE DEJADO EN EL TINTERO SIN SANGRAR?



“...huesos doloridos, músculos trémulos, sudor en sangre, corazón a mil.   
Y aún así...

...VOLABA”.


¿DONDE SE ALOJAN LAS FUERZAS QUE  SE EXHIBEN EN LA META?

¡Cuánto sangra el esfuerzo!
¡Cuánto duele el sudor!
¡Cuánto ahogan las lágrimas!

pero...

¡AY AMIGO! diría un poeta,

¡CUÁNTO CURA AL FINAL, 
TODA ESA METRALLA POR DENTRO!
No podía ser de otra forma Pili, 
en un día como hoy, sólo tuyo,
¡Cómo darte las gracias por abrirme los ojos!

 A tí, a Paco, a Chity y como no, 
a “mi Personal Trainer” Alberto 
hijo de un Atleta de altura al que hoy,
 admiro un poco más si cabe.

Almudena Varona M


Protegidos  derechos de autor  
Registro de la propiedad intelectual   

Safe Creative #1310127662203

2 comentarios:

  1. Enhorabuena Almudena...
    Un precioso relato...
    Besos:
    Antonio GBC

    ResponderEliminar
  2. Felicidades Almudena... y a pensar en el siguiente reto.

    Que bueno, las cosas compartidas parece que se disfrutan más.
    Y los retos en los que se sufre, luego el goce es mayor.
    Y el esfuerzo cuando es por un sueño... deja de serlo.
    Y vivirlo con la familia y amigos, es tocar un pedacito de cielo.

    ¡Qué grande eres Almudena!

    Mil besos, Pili

    ResponderEliminar