sábado, 8 de marzo de 2014

LA NIÑA DE SAL



En el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, 
mi particular homenaje a la poetisa 
ALFONSINA STORNI  de
  y a la cantante 
MERCEDES SOSA
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“En cierta ocasión el aristócrata Benjamin Disraeli dijo que después de saber cuando debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuando debemos renunciar a una ventaja” 

Y quizás mi cuento de hoy hable entre otras cosas de la renuncia, y el desapego.

 A unas canicas, a un brazo
...  a la vida.
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LA NIÑA DE SAL

Hace unos días, un niño hablando de canicas, decía en voz alta con cierta pena:
  • Hoy, he ganado un “bolón de tierra”, mami, pero me ha costado perder varios “ojos de gato” y algún “todoterreno”.
  • ¡Vaya!, ¡Qué lástima!, decía la madre acompañando la pequeña pena del niño.  ¿Cuantos has perdido?
  • Cuatro o cinco. Contestaba el pequeño dirigiendo la voz hacia el suelo.
  • No son muchas ¿No? Replicaba la madre, restando importancia.
  • Bueno... Decía con cierta pena el hijo.  quizás eran algunas más.
Catorce o quince, mami.  
... ¡PERO ERA UN BOLÓN DE TIERRA! 
Afirmaba con convicción.
  • Justo la que más querías ¿No? Animaba la madre.
  • Si, pero he perdido muchas y eso es causa de risa entre los niños, decía ahora el pequeño.
  • Pues yo creo que has sacrificado las justas por conseguir lo que querías, y eso, ya es ganar. ¿No? 
  • Ya, mami, decía concluyendo con la misma pena que empezó, pero ahora no puedo dejar de pensar en las que he perdido, y no podré dejar de hacerlo mientras siga escuchando sus risas.

Y entonces, aquella madre sujetando un libro entre las manos, le dijo. 
Te voy a contar dos historias para que entiendas a otros como tú, que una vez también tuvieron un anhelo.

 A la edad en que tu abuelo tenía seis años vió una película para él inolvidable, en la que el protagonista lucía la misma edad que él.
“UN TRAJE BLANCO” se llamaba.

Cuenta la historia,  que el humilde protagonista, en su ímpetu y profundo deseo por conseguir vestir un honeroso y nada barato traje blanco de comunión, entre mil batallas y avatares imposibles por conseguir uno, sufre un desafortunado accidente que le hace...

¡PERDER UN BRAZO!

 Pero a pesar de lo aparentemente trágico que le supone perder un brazo, el final de la historia se baña con los cantos dichosos de cientos de personas venidas de todas partes, a ofrecer por docenas…

¡NUEVOS TRAJES AL NIÑO!

Un niño que en la dicha de haber conseguido su sueño, 
no necesitó reparar más en su brazo. 
Curioso ¿Verdad?

La segunda historia te la voy a ilustrar con una canción, que bien pudiera contar una  antigua leyenda de marineros que ahora sirve de cuento a los niños y no tan niños, que habla precisamente de renunciar también a una parte de tu ser por un sueño. En esta, pudiera hablarse de...

¡UNA NIÑA DE SAL! …

...profundamente triste y profundamente sola, llamémosla Alfonsina.
Que ansiaba, deseaba y anhelaba tanto tocar el agua y sentir el mar en su piel de sal que en un momento de maravillosa locura transitoria, se dejó deshacer en él. 
El final de esta historia,  se baña con los cantos dichosos de una sirena felizmente condenada a vivir para siempre…

... libre en el mar.
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Y dicen los que en esa casa vivían, que aquel cuento,
 terminó con un poema y con una canción. 

"ALFONSINA Y EL MAR"


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Alfonsina Storni (1892-1938) era una famosa poetisa argentina que después de mandar al diario"La Nación" su último poema de despedida "VOY A DORMIR" se quitó la vida, lanzándose desde una escombrera en el mar de la Plata. 
MERCEDES SOSA en su canción "ALFONSINA Y EL MAR"  le hizo su particular homenaje, como el que hoy le hago yo a estas dos grandes mujeres.





"VOY A DORMIR" (Alfonsina Storni)

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme puestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera,
una constelación, la que te guste,
todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes,
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides. Gracias… 


Ah, un encargo,
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido




Almudena Varona M
www.lavidacuentacuentos.com


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