sábado, 28 de septiembre de 2013

LOS JAMELGOS DE MIS EMOCIONES




- Mami, sabes que he aprendido hoy en el cole, 
me dijo hace unos días la pequeña de 5 años.
- No. Dimelo tú, le dije.
- Nos ha dicho el profe Miguel, 
que los abrazos curan.
- ¿Si?
- Si, ¡Y ES VERDAD! ¡Eh!
- Hoy Alex estaba muy triste, le dolia la barriga,
 y estaba enfadado todo el rato.
- Le ha frotado la tripa y le ha dado un abrazo.
 Cuando le he preguntado, ya no le dolia.
- ¿Ves como es verdad lo que digo, mami?

¡LOS ABRAZOS CURAN!
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LOS JAMELGOS DE MIS EMOCIONES
Suele ocurrir que como en la vida, 
debajo de las puertas pasan cosas y es, de cada uno quizás, responsabilidad, estar atento a lo que ocurre con las notas que pasan debajo de la suya.
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Hace unos días,
ocurrieron cosas debajo de la mía. 
En una de esas eternas disputas y trifulcas entre padres e hijos por esa extraña obsesión, a veces compulsiva por el orden y el concierto, terminaron unos cachorros de niño con la prohibición impresa de no salir de la habitación de juegos hasta que estuviera bien en su sitio, cada cosa en su lugar (como dice la canción).

COSA QUE CON TRES AÑOS SE CANTA, 

CON CUATRO SE TARAREAAAAA,

CON CINCO SE RUEGAAA, 

Y DE LOS SEIS EADELANTE

¡SE GRITA!   

Y llegado a este punto de descontrol que...


 ¡MÁS HABLA DE MI ESTADO QUE EL DE ELLOS! 

deciden cual paloma mensajera lanzar notitas de paz y reconciliación debajo de la puerta.

Pero a veces ocurre, 

¡AUNQUE AL CIELO PIDO QUE NO MUCHAS!

 eso que un día me contaba mi profe de Chi kung.
 Eso de que el cochero que nos lleva se nos duerme y los caballos se desbocan dejando a merced de nuestras emociones nuestro carro, nuestra ira y nuestra metralla por doquier, mientras pisoteamos con nuestro carro-tanque cualquier rescoldo de paz en unos mensajes cifrados.


¡CINCO VECES PISÉ LA NOTA CON MI CARRO! 
 y 
¡CUANTAS NO HABRÉ PISADO ANTES!

hasta que acerté darme cuenta que estaba dormida en mi carreta, y el inconsciente cochero de mi mente, también dormido, había dejado sueltos a los enarbolados jamelgos de mis emociones.

Jamelgos que volvieron por fortuna, cuando desperté y ordené a ese cochero obediente que tomara las riendas. 

Y entonces ocurrió...

... QUE CRUZAMOS MIRADAS, 

NOS REÍMOS...

...Y NOS ABRAZAMOS. 

Luego recordé aquello de:

“¿Ves como es verdad lo que digo, mami?
Los abrazos curan”

Curan el peor de nuestros males, la rabia,
 el enfado, la ira. 
Y a veces, hasta las de los demás.

Quizás entonces sea cierto eso también que cuenta el escritor Jorge Alvarez Camacho sobre los abrazos. 

Eso de que generan bienestar
Mejoran el flujo sanguíneo. 
Alivian tensiones.
Proporcionan seguridad y confianza.
Mejoran la autoestima
Dismimuyen el stress

Y quizás añadiría yo ahora, sobre campo, que es una buena manera de decirle a alguien que amas...

... que lo sientes.

¿NO ES ESO COGER LAS RIENDAS?

¿NO ES ESO CURARSE?

A mis amigos Juan Carlos y Sara

Almudena Varona M


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